
03 May Aceite de Palma ¿Amigo o Enemigo?
Todos y todas hemos oído hablar sobre el aceite de palma ¿Es bueno o malo? ¿Mejor evitarlo o es un aceite más? Este aceite ha estado y seguirá estando en el centro de las polémicas, por sus supuestos problemas de salud, su origen y consecuencias en el medio ambiente.
Realmente, ¿que envuelve al aceite de palma?
Este ingrediente, tan usado por las industrias alimentarias, cosméticas e incluso combustibles, arrastra claras desventajas para su consumo y utilización. Solo, las empresas se favorecen de sus escasos beneficios, basados simplemente en su rentabilidad y su manejo.
Ahí, tod@s estamos de acuerdo, económico es. Más que el aceite de girasol y por supuesto que el de oliva pero también es más rentable que sus semejantes, el aceite de coco y el de soja. Además, debido a su estabilidad a alta temperaturas se convierte en uno de los ingredientes preferidos para la industria.
Bien, si el artículo fuera sobre los beneficios de este aceite, debería poner una conclusión, firma y despedida, porque no tiene más.
¿Inconvenientes? Puede que al enumerarlos no parezcan tantos, pero su importancia hace que sea importante resaltarlos y tenerlos en cuenta para saber realmente lo que conlleva este ingrediente.
Lo primero a destacar es el tipo de grasa. La utilización o publicidad de este aceite reside en querer evitar las terribles “grasas trans”. En cambio está compuesto por grasas saturadas, por lo que la alternativa no es lo que digamos, la más eficaz. La mayoría de las grasas saturadas, en exceso, aumentan de forma considerable el riego cardiovascular. Favorece al colesterol LDL, (colesterol malo), acumulándolo en las arterias y pudiendo taponarlas, lo que provoca a la larga ictus, infartos, etc. Aumentan el colesterol total y disminuyen a su vez el colesterol bueno (HDL).
Además de las consecuencias negativas para la salud, otro inconveniente reside en su origen. Su cultivo conlleva la forestación de bosques vírgenes sobre todo en Malasia e Indonesia. Esto está provocando la desaparición de especies animales (el tigre de tigre Sumatra y orangután) y vegetales, la apropiación de tierras autóctonas para su cultivo y el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero.
La conclusión es obvia, es preferible evitar siempre que se pueda el aceite de palma. Pero es tan obvio que difícil. El aceite de palma actualmente está presente en la mayoría de alimentos. El etiquetado puede ser un verdadero laberinto para detectar si hay aceite de palma o no, ya que no siempre aparece con el mismo nombre:
“Aceites vegetales, manteca de palma, ácido palmítico, sustituto de mantequilla de coco, sulfato de sodio, sulfato de alcohol graso, ácido esteárico, glicerol…”
Todos estos nombres pueden estar refiriéndose al aceite, pero para estar más segur@s para podemos mirar el contenido de grasas saturadas, las cuales, si son iguales o superiores al 50%, es probable que sea grasa de palma.
Lo único que podría decir para terminar, es que aunque sea muy útil y barato, sus consecuencias en la salud y en el medio ambiente, le hacen convertirse en uno de nuestros enemigos para la dieta.
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