BASURA, EL NUEVO INGREDIENTE

Según recientes estudios, cada año se vierten a nuestros océanos aproximadamente unos ocho millones de toneladas de plásticos, por lo que se estima que en 2050, si esta tendencia no cambia, habría en el océano más cantidad de plástico que de peces.

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Estos vertidos han originado amplias zonas de residuos que flotan en los océanos, que componen lo que se denomina “sopa de plástico”. Sin embargo, el principal problema no es esta contaminación visible, sino los microplásticos y nanoplásticos.

Esos plásticos se van fragmentando hasta convertirse en micro y nanoplásticos, que son muy difíciles de eliminar y pueden ser ingeridos por animales, y por tanto por los humanos, principalmente de forma indirecta al consumir dichos animales.

Esto quedaría confirmado por un equipo de científicos que estudiaban la estructura mucosa de los peces por otros motivos y que descubrieron mediante filtrado una sustancia muy estable y que no se degradaba. Era plástico.

El riesgo sería especialmente relevante en el caso de los crustáceos y moluscos bivalvos, ya que al contrario de lo que ocurre en el caso de los peces (en los que generalmente se retira estómago e intestinos), es habitual que al consumirlos, se ingiera su tracto digestivo.

Por el momento hay muy poca información al respecto y abunda el desconocimiento, especialmente por parte de los consumidores, que seguimos alimentándonos sin saber realmente lo que llega a nuestros platos. Y parece que esto continuará por el momento, ya que este tipo de de investigaciones son largas y lentas, por lo que tardaremos en conocer los resultados.

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