
05 Sep Cómo parecer un experto en vinos y no morir en el intento
Aprende los principales conceptos
Lo sabemos. Ya sea porque eres más de cerveza, prefieres mezclarlo con Coca-cola, no te guste su sabor o te encante pero no eres demasiado curioso, nunca has terminado de entender qué significan términos como “crianza”, “bouquet” o “sulfitos”.
Pues bien, eso se acabó. Hoy en Blogicalimentaria te enseñamos los principales conceptos que todo entendido en vinos y cuñado de turno debe saber.
El color
Si atendemos al color, podemos clasificar los vinos en tintos, blancos y rosados.
Los primeros se obtienen a partir de uvas tintas a las que no se les ha separado los hollejos (piel de la uva). En cuanto a los blancos, son producidos a partir de uvas blancas.
¿Y los vinos rosados? En ese caso, o bien se mezclan uvas blancas y tintas o se emplean uvas tintas a las que se les han retirado los hollejos.
La edad
Cuántas veces hemos oído eso de: “El vino, cuanto más viejo, mejor”. Falso. Existen vinos muy jóvenes de excelente calidad y otros que, por el contrario, atesoran muchos años de antigüedad pero son imbebibles. A la hora de clasificar los vinos por edad y crianza tenemos:
Jóvenes: Son aquellos que no han sufrido ningún tipo de crianza en madera o, si esta se ha producido, ha sido mínima. Es por ello que estos vinos conservan muchas de las características de las uvas de las que proceden.
Semicrianza: Estos vinos han sido almacenados en recipientes de madera durante un corto período de tiempo.
Crianza: Así denominamos a aquellos que han pasado 2 años de crianza, durante los cuales al menos 6 meses han sido en barrica.
La cata
Llega el momento crucial, la cata. Para catar un vino no basta con beberlo, hay que utilizar los sentidos de la vista, el olfato y el gusto, en ese orden.
La vista debe prestar especial atención al color y volumen del vino. Por ello, es muy útil y recomendable realizar la cata sobre una superficie blanca, ya que de esta forma ayudamos a que resalten aún más los colores.
A la hora de emplear el sentido de olfato debemos hacerlo en 3 pasos. Primero, con la copa quieta para apreciar los denominados aromas primarios, posteriormente hay que agitarla un poco y así disfrutar de los aromas secundarios y por último, tras emplear algo más de tiempo, se encuentran los aromas terciarios, asociados a los vinos de crianza. Si un vino posee aromas terciarios se dice que tiene “bouquet”.
Tras esto, ya solo quedaría utilizar nuestro sentido del gusto para saborear nuestro vino.
Aunque la práctica hace al maestro, en este caso recomendamos encarecidamente desde nuestro blog que al participar en catas no se superen los 10 vinos, por razones obvias, y en caso de que así sea os recordamos que en este tipo de situaciones, los expertos emplean escupideras.
En cuanto a los famosos sulfitos, simplemente tenéis que saber que son unos antioxidantes y agentes antibacterianos muy útiles, que se agregan al vino para ayudar a conservarlo.
Por último, tras disfrutar de nuestro vino, ha llegado el momento de almacenarlo. Para ello habrá que guardarlo en penumbra, poniendo la botella en posición horizontal.