
30 Jun ¿Dónde está el control en los bares?
El pasado domingo día 14, tuvo lugar un trágico suceso en un bar de Benicarló: Un hombre falleció al ingerir lavavajillas servido por error en una copa, a causa de graves quemaduras. El producto fue confundido con vino blanco, pues había sido introducido en una botella y almacenado por error en el frigorífico.
Ante este suceso nos planteamos una serie de cuestiones: ¿cómo es posible que pueda tener lugar una confusión de esta magnitud, con unas consecuencias tan graves? ¿acaso no hay un control en las empresas alimentarias por parte de las Autoridades Sanitarias?
La respuesta es sí, la hay, o así debería ser. Las Autoridades establecen una serie de programas de Control Oficial, cuya finalidad es garantizar la salud pública en todos los establecimientos alimentarios: bares, restaurantes, colegios, residencias, supermercados, etc. Los inspectores de sanidad de cada Ayuntamiento son los encargados de realizar visitas a los diferentes locales, asegurando que se cumplen las bases establecidas en la Legislación sobre Seguridad Alimentaria. La frecuencia con la que se hacen estas inspecciones depende del tamaño y tipo de establecimiento, del riesgo sanitario existente y de población de destino.
Por poner un ejemplo, y volviendo al trágico acontecimiento de Benicarló: según el Reglamento 852/2004 (principal normativa de carácter europeo que establece los Principios Generales de Seguridad Alimentaria), los productos de limpieza:
- Se deben almacenar en un cuarto a parte, aislados de los alimentos.
- Está prohibido reutilizar recipientes alimentarios para contener productos de limpieza, y a ser posible, estos deberán mantenerse en sus envases originales.
- Todos los productos químicos deben almacenarse correctamente etiquetados. Además, es obligatorio que el establecimiento disponga de Fichas Técnicas y de Seguridad, en las que se detallen las características de dichos productos.
Las inspecciones sanitarias no tienen otra finalidad sino comprobar que se cumplen estas y otras disposiciones, y ante el incumplimiento de las mismas se aplican sanciones económicas de distinta cuantía. Aún así, el control absoluto es imposible, y el responsable del establecimiento debe estar siempre concienciado con el tema y ser el primer interesado en ofrecer al consumidor productos inocuos.