Reformulación de productos

Los productos reformulados

El Plan De Colaboración Para La Mejora De La Composición De Alimentos Y Bebidas Y Otras Medidas 2017-2020 presentado por el Gobierno y la Agencia Española de Consumo, Seguridad alimentaria y Nutrición (AECOSAN)  incluye un nuevo concepto para la población general: los productos reformulados.

La reformulación de productos consiste “en mejorar el contenido de ciertos nutrientes seleccionados (grasas saturadas, grasas trans, sal o azúcares) de los alimentos, modificando alguno de sus componentes sin que esto conlleve un aumento del contenido energético del alimento ni el de otros nutrientes, manteniendo la seguridad alimentaria, sabor y textura para que el producto siga siendo aceptado por los consumidores”, según indican desde la AECOSAN.

A grandes rasgos se establece la reducción de sal de los productos: un 16% para los derivados cárnicos, un 10% en aperitivos salados (palomitas, gusanitos…) y platos precocinados (anillas, croquetas, canelones, surimi, lasañas, nuggets…),  un 13% en patatas fritas, 6,7% en cremas e verduras y un 5% en salsas (tomate, kétchup, salsa fina o mahonesa).

Otro reto, bajar las cantidades de  las grasas saturadas y grasas trans de origen industrial: un 10% en aperitivos salados (patatas fritas, palomitas…) y platos preparados (anillas, croquetas, canelones, surimi, empanadillas, lasañas…), 5% en galletas (galletas de desayuno familiares o infantiles y galletas rellenas), bollería (bollos con pepitas de chocolate, bollos con / sin relleno, croissants, magdalenas…) y pastelería (rosquillas, pastelitos…) y en derivados cárnicos (chorizo vela, jamón cocido extra, longaniza…).

La reducción de azúcares añadidos en un 10% en productos lácteos (arroz con leche, flan, batidos, yogures, queso fresco…), néctares de frutas, bebidas refrescante a base de limón y cereales del desayuno, el 18% en salsas mahonesas y el 5% en bollería (bollos, croissants, magdalenas…), pastelería (rosquillas y pastelitos con /sin cobertura)…), helados infantiles a base de agua, panes especiales (molde blanco e integral y tostado blanco e integral) y en salsas (mahonesa, salsa fina, tomate o  kétchup).

De este modo, se pretende que el consumidor tenga acceso a productos alimentarios más saludables que permitan realizar una dieta de mayor calidad, sin que eso conlleve una menor calidad organoléptica. Para ello el consumidor a través del etiquetado conocerá las mejoras de los productos y elegir aquellos que más se ajusten a sus necesidades. El Plan De Colaboración Para La Mejora De La Composición De Alimentos Y Bebidas Y Otras Medidas 2017-2020 supondrá una alimentación más equilibrada y saludable para todos los ciudadanos.

 

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